Es interesante el paso efectuado en el siglo XVII entre
la música vocal a cuatro o cinco voces y su transcripción a música
instrumental. Primero se hizo con violas (desde la viola de braccio, cercana al
violín, a la viola da gamba, como el violonchelo), para luego hacer del nuevo
violín la estrella de la naciente sonata. Escuchar una chacona de Tarquinio
Merula, por ejemplo, nos hace retroceder a los primeros tiempos instrumentales,
los que un siglo después darían paso a conciertos, sonatas y sinfonías. Hay que
imaginar en cada instrumento la sustitución que suponía de la voz
correspondiente.
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